Amor eterno por el perrito Canelo, la inseparable mascota (y muso) de Joaquín Sorolla

Muchos son los perros que el artista pintó a lo largo de su vida pero ninguno como Canelo, el fiel amigo de los hijos del pintor valenciano.
Joaquín Sorolla Bastida. En el jardín de la Calle Miguel Ángel 1906. Museo Sorolla nº inv. 00762.
Joaquín Sorolla Bastida. En el jardín de la Calle Miguel Ángel, 1906. Museo Sorolla, nº inv. 00762.

Joaquín Sorolla, también conocido como el pintor de la luz, supo capturar como nadie las playas mediterráneas y los huertos de su Valencia natal. Pero también destacó por sus retratos y fue el autor de magníficas escenas costumbristas e intimistas

Interesado desde pequeño por el mundo del arte, su obra fue realmente prolífica: casi 3.000 cuadros y más de 20.000 dibujos y apuntes. Y es que podemos decir que Sorolla lo pintaba todo. Su privilegiada memoria le permitía, además, plasmar en el estudio las escenas que habían quedado grabadas en su retina. 

Poco se sabe de Canelo, que parece llegar a la familia hacia 1906

Su pasión por la pintura fue pronto compartida con otra de sus pasiones, su esposa Clotilde, musa y fiel compañera de vida, que lo apoyó siempre. No tardaron en formar una familia que se completaría, con el tiempo, con un perrito blanco con manchas marrones que, probablemente haciendo honor al color de estas, llamaron Canelo.

Anónimo. Tomando café en la Casa Sorolla, 1920[ca]. Museo Sorolla, nº inv. 85698.

A pesar de la cantidad de documentación que existe del pintor, sobre todo por las cartas que escribía a su mujer en los largos periodos que pasaba separado de su familia, no existe prácticamente información sobre el animal. Y es que según nos cuenta el historiador del arte, David Gutiérrez Pulido, “podemos deducir por la correspondencia del artista que no parecía ser muy amante de los perros. En una de las cartas que Clotilde le escribe, le cuenta que la hija pequeña, Elena, va todo el día cargada con el perro de la vecina y que al final, terminan enfadadas por la mascota, a lo que Sorolla le contesta «… Ya presumía yo que la perrita sería la base de disgustos y sobaduras de este verano, si puedes poco a poco quitarle esa preocupación mejor, siempre es mejor jugar con piedras y con agua a con bichos»”.

El perrito aparece retratado junto con algunos familiares

Anónimo. El matrimonio Sorolla y sus hijas, 1910. Museo Sorolla, nº inv. 85944.

Sin embargo, quizá movido por la devoción que el artista tenía por su familia, finalmente un animal entró en sus vidas. Y, por supuesto, también en los cuadros de Sorolla. Si bien es cierto el valenciano realizó cantidad de bocetos de perros, en su afán por retratar todo lo que tenía a su alrededor y debido a los óleos que pintaba por encargo, Canelo no parece que esté presente en su obra hasta 1906. Por lo tanto, podemos deducir que es, más o menos por esa época, cuando llega a la familia. Aparece entonces protagonizando la pintura “En el jardín de la Calle Miguel Ángel”, junto a una de las hijas del pintor. En ese mismo año, el valenciano retrata a su hijo, Joaquín Sorolla García acompañado del fiel perrito en una obra que pone de manifiesto otra paleta de Sorolla, quizá menos conocida, en la que predominan los colores oscuros.

Joaquín Sorolla Bastida. Joaquín Sorolla García y su perro, 1906. Museo Sorolla, nº inv. 00763.

Y es que, más allá de la luz cegadora del Mediterráneo, de la infinidad de matices blancos y de los colores vibrantes de sus escenas cotidianas, existe un Sorolla en el que el negro se apropia de su obra. Su uso bebe de la tradición pictórica española, propiciado por el conocimiento que el artista tenía de Velázquez, Goya y El Greco y se convierte no solo en un elemento expresivo sino también en un recurso cercano a la modernidad y elegancia. Un color presente en los trajes de las mujeres que retrata, como en el de Clotilde, que aparece junto a Canelo en una pintura en la que su esposa sostiene un gato entre los brazos y el perro está a sus pies, demandando su atención

El compañero incondicional de los hijos de Sorolla

No son muchas más las obras documentadas en las que aparece Canelo. No obstante, sabemos que, al menos, hasta 1920 estuvo con la familia puesto que aparece en las escenas cotidianas que nos muestran las fotografías que se conservan de la época. En ellas, vemos que fue un fiel compañero de la familia Sorolla y especialmente querido por los niños.

Anónimo. Elena y María en la terraza de la Casa Sorolla, 1913-1914. Museo Sorolla, nº inv. 85674.

No está tampoco documentada su raza pero podemos suponer, por el magnífico trazo del pintor valenciano, que se trata de un Jack Russell Terrier. Un simpático perrito que vino quizá, a suplir las largas ausencias de un pintor con el corazón divido entre su apreciada familia y su pasión desde niño, por la pintura.

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